viernes, 11 de septiembre de 2015

La noche de los lapices: La Liquidación Sistemática del Otro

La película argentina, La noche de los lápices, desde el punto de vista argumental, puede ser interpretada a partir de consideraciones éticas fundamentales, referenciadas a aquello que sucede al interior de una sociedad, cuando prima la ausencia de la ética o, mejor aun, cuando desaparece la dimensión ética; por ello, la presente reflexión busca justamente situarse en el terreno de porqué es siempre necesaria la ética en aquellos contextos en los que pretende primar el autoritarismo y cualquier forma derivada de totalitarismo.

Si bien es cierto que a simple vista es evidente que la película logra recrear perfectamente hechos históricos relativos a la dictadura militar en la argentina a mediados de la década de de los 70, lo más significativo es con acierto la dimensión no sólo política que se plantea sino la necesidad de una interpretación ética y sobre la necesidad de la ética que se encuentra implícita dentro de las vivencias de aquellos estudiantes torturados y asesinados.

Para puntualizar un poco más esta última afirmación, vale la pena señalar, que: “La mayor parte de nuestra vida social se juega en instituciones y sistemas sociales, es decir, en ámbitos en los que las relaciones no se pueden personalizar, o sólo a través de la asunción de los vínculos que nos unen a todos. Esta especie de denominador común, lazo social o vínculo neutro, que consiste en visiones, ideas y valores participados, trabajos pautados, roles, etc. son interiorizadas por cada uno. Nos socializan y constituyen el “espíritu objetivo” de Hegel, la mediación de todas las libertades que sociológicamente llamamos instituciones (religiosas, políticas, económicas, jurídicas, familiares)”.

Pues bien, lo que se concluye de este argumento en relación con el contendió literal de la película, es que en aquellos contextos en los que priman sistemas sociales totalitarios en efecto y en un sentido explicito, corre peligro la vida misma y, por extensión, la humanidad como un todo; esto es debido a la falta de reconocimiento del otro como semejante. Debemos recordar que es a través de la responsabilidad y el reconocimiento de la dignidad en lo que la ética tiene lugar y fundamento como un todo, donde se evidencia ausencia de la reflexión ética y la consideración ética por el otro, se anula la vida misma y por consiguiente las posibilidades de libertad.

Llamamos la atención con el título planteado inicialmente para el desarrollo de esta, respecto a las condiciones de posibilidad para la liquidación del otro, pues en los casos donde han primado sistemas sociales totalitarios y autoritarios, se ha impuesto la eliminación sistemática y generalizada del otro como ser humano, pero este tipo de acto improcedente, deviene como lo advierte la ética misma de la incapacidad del otro para saber ser y realizarse en el mundo, en este caso es el sistema social el que, ante una falta de dimensionamiento ético, procede no de forma peligrosa sino ante todo como una máquina ajena a lo humano y por extensión capaz de asesinar, liquidar o anular las libertades de aquellos seres humanos que tratan de desarrollarse dentro de dicho sistema como tal.

Indiscutiblemente esto queda suficientemente ejemplificado en la película La noche de los lápices, todo parte de una consideración básica por parte de los estudiantes, el reclamo ante la injusticia social a partir de un evento particular, la supresión en el boleto de bus, esto da pie para que sea la consideración de un acto que reclame equidad por parte de los estudiantes, el factor desencadenante para que la dictadura militar proceda de forma criminal a secuestrar, torturar , vejar y finalmente a asesinarlos.

Finalmente, lo que se concluye es que en tanto que la ética plantea de entrada una situación paradójica en relación con la libertad humana, dicha paradoja debe ser resuelta en el ámbito práctico, dentro del contexto social, por ello la película es muy diciente, pues enfrenta a los estudiantes en el terreno de la practica para que a partir de una situación límite y guiados por el precepto del ¿qué debo hacer? como principio normativo de la ética, los coloca ante situaciones de asimetría social para que finalmente traten de desarrollar dentro de sus posibilidades la realización de su ser y ello a pesar de las circunstancias en las que se verán envueltos

Esto, a modo de cierre, puede ser sintetizado bajo el siguiente razonamiento: “El ser humano así considerado es, por tanto, un ser que está entregado a la libertad que tiene que realizar. Somos seres llamados a realizar la libertad. Somos tarea. Ricoeur (1993: 70) dirá que somos un poder-hacer que se demuestra o testimonia en acciones efectivas.”

sábado, 5 de septiembre de 2015

Punto y Coma

Suerte tienen las personas que saben con certeza que vinieron a este mundo a cumplir un propósito, que su vida tiene un sentido, andan viviendo sin esa incisiva duda que corroe el alma y los pensamientos, saben a ciencia cierta que suman o restan; yo no era de esas personas, soy una persona dudosa, mi formación académica me ha enseñado a cuestionar todo y esta duda sobre si yo tenía o no un propósito, sobre si mi vida tenía sentido, se metió tanto en mi ser en mi cabeza en mi subconciente que se convirtió en mi única pregunta existencial pues las otras estaban condicionadas a si esta era positiva o negativa y la respuesta siempre era la misma “No”  no tienes un propósito en la vida, tu vida no tiene sentido, no tenía experiencias empíricas que me lo demostraran.

Hasta hace unas semanas, algo paso, tome una decisión basada en el desespero, basada en el egoísmo, basada en la idea que yo no sumaba ni restaba en la vida de las personas ni en el mundo, tome como excusa problemas triviales los magnifique y los convertí en mis razones en mis pretextos para huirle a un mundo en el que no tenía cabida, para huirle a una vida sin sentido; termine tomándome setenta pastas para dormir y no despertar nunca más, a pesar de que fue una mala decisión si fue muy planificada, investigue cuanta cantidad de este medicamento tenía que tomar para que su ingesta fuera mortal, planee el día exacto que las tomaría, un viernes en la tarde, debido a que los sábados no trabajaba y nadie preguntaría porque no despertaba aun, hasta que fuera tarde, hasta que la medicina ya hubiesen cometido su propósito, planee todo para que el único resultado fuera morir, pero no.

La vida, el destino, alá, buda, dios, la madre naturaleza, en realidad no sé quien o que o por qué pero a pesar de la planeación de la cantidad de medicina que tome de lo mucho que quería morir, estaba viva y bien, sin ninguna complicación, sin ningún efecto segundario importante.

Esto fue decisivo en mi forma de ver el mundo, en la forma de ver mi vida, está era la experiencia empírica que necesitaba ahora era claro para mí que a pesar de todo lo que pensaba a pesar de todos mis sentimientos a pesar de todas mis dudas la única conclusión racional que podía sacar de esta experiencia es que estoy en el mundo por algo ¿Qué es? No lo sé.

Este evento ha puesto muchos matices a mi existencia, no puedo decir que soy una persona diferente, sigo siendo la misma con la misma oscuridad dentro de mí, pero ahora huir no es una opción racional ahora la única opción racional el pelear, afrontar todos estos pensamientos todas  la dudas con la firme certeza de que no me vencerán otra vez.

Me queda como tarea seguir sanándome afrontando los problemas sin convertirlos en pretextos para mis emociones negativas e intentando darle respuesta a la nueva pregunta existencial.