viernes, 13 de noviembre de 2015



Te estoy escribiendo sin saber si al final podre enviar este mensaje, con la esperanza de que sea así, pero no sé, te preguntaras por que te escribo a ti, creo que no podría habar con nadie más creo que nadie me escucharía, creo que al intentar pronunciar ciertas palabras estas no podrían salir de mi garganta y en cambio espetaría cualquier trivialidad haciendo denotar que estoy bien que todo es tan normal pero sería mentira, siempre lo será, nunca soy una persona normal nunca estoy bien.
Ahora estoy un poco confundida, después de Julio, de ese 31 de Julio lo que era normal para mi dejo de serlo, solo sentía paz, cosa muy rara para alguien que sufría (o sufre) de depresión mayor estaba bien, estaba tranquila, sentía algo que hacia muchisisisisimo tiempo no sentía, me sentía cómoda conmigo y llegue a pensar que después de tanto tiempo por fin estaba feliz, tan raro cierto, yo Xiomara una persona feliz, no cuadra, pero bueno así me sentía… hasta hace un mes, hombre ni cuatro meses pasaron, la paz no dura mucho, hace un mes empecé a encontrarme de nuevo en lugares comunes, primero es la ansiedad, la que se manifiesta con mis deseos insaciables de comer, comer y comer; luego viene el sueño que a veces es mucho duermo todo el día tengo sueño todo el día o, no duermo nada muy poco o muy mal, entre la ansiedad y mi sueño irregular me siento muy cansada y por último y es justo en donde estoy ahora la tristeza y el llanto, lloro mucho por cualquier cosa y se convierte en una necesidad, a veces me veo escogiendo las películas o los libros más tristes solo para llorar, necesito sacar las lágrimas de mí, porque ahogan.
Pero, ¿recuerdas que una vez te dije que lo que había cambiado en mi era la forma como enfrentaba las cosas? Espero que lo recuerdes.
Estaba (estoy) haciendo cosas para que la situación no llegue a ciertos límites, salgo mucho, leo mucho, escribo mucho, intento mantener mi mente ocupada y mi cuerpo cómodo, (lo que implica no estar mucho tiempo en casa) hago cosas que me gustan y aunque el 99.9% del tiempo estoy sola (sola porque no estoy acompañada, no sola porque me sienta abandonada en el mundo) la soledad no me incomoda, pero entre más triste estoy más difícil es hacer todas estas cosas entonces hoy como si la respuesta fuera tan obvia y yo tan ciega me llego de repente, recordé como mi psiquiatra me decía en la clínica “nunca vas a encajar, porque la gente no te conoce y no te conoce porque no hablas, tenes que hablar, sacarlo, todo, siempre” ja! Que fácil parecía (y parece) el problema aquí es con quién? No quiero saturar a nadie con el mismo tema una y otra vez, “que estoy triste, que el trabajo, la universidad, mi familia” ves? No soy capaz ni de inventarme nuevas o buenas excusas para la tristeza, a veces pienso que me acostumbre a esto y que mi mente ya lo hace porque se siente cómoda así, no sé cómo enfrentar la vida siendo feliz, por eso caigo una y otra vez en esto, en esta “depresión” no son más que excusas citando una canción de punk creo que de eskorbuto (es de narcosis), pero lindo créeme cuando te digo que no quiero estar triste, que quiero estar tranquila, que quiero ser feliz, lo quiero mucho con todas mis entrañas.
Entonces pensando con quien podría hablar, a quien podría contarle todo, pensé en vos (creo que me equivoque) no sé si puedas entenderme, no sé si puedas sentir empatía, sé que cualquier cosa que puedas decirme será duro, porque así es contigo, pero te cuento que solo con escribirte, sin saber si lo leerás o no me siento mucho mejor.
Te preguntaras y ¿ahora por qué esta triste? no sé (si me falta oxigeno) es que ya no me creo cuando me digo que es por ser secretaria o porque no estoy estudiando o porque vivo en un lugar al que siento que no pertenezco etc etc etc ya no me creo, soy consciente de que son excusas nada más, de que este lugar es una “zona de confort” donde sé cómo actuar, como avanzar (o retroceder) donde sé como pisar, es un sitio que conozco, he pasado como 15 años en este hueco y lo que intento ahora es hacer las cosas diferentes, en vez de ir a tomarme 15 cervezas sola, como si estuviera despechada, te escribo y te repito, me hace bien, funciona y no engorda :)
Lamento mucho vomitarte encima, lamento mucho no ser tan clara como quisiera, y si lees esto lindo mil gracias por hacerlo.
Te quiero montones.

martes, 20 de octubre de 2015

Inception y Pensamiento Filosófico

Nuestro momento histórico y cultural se caracteriza por atraer polos opuestos, un momento de realidad e irrealidad, de fragmentación de lo global; un periodo en el que creemos y dudamos de absolutamente todo. Tenemos incluso dudas sobre nuestras dudas y en el que el escepticismo se ha convertido en una ideología en sí misma. Los sueños, sin embargo, siempre han ilustrado esta confusión y de ambas cuestiones, la contemporánea confusión producida por la tecnología y la clásica desorientación sobre la realidad que evocan los sueños, se beneficia Inception para lograr una identificación de los espectadores sobre la confusión que viven los personajes.

La pregunta de ¿qué es la realidad en la época de la simulación, el ciberespacio y las producciones hiperreales? se transfiere desde los personajes a los espectadores. En este sentido, los personajes Neo en The Matrix; Quaid en Total Recall, Allegra Geller en eXistenZ, Rick Deckhard en Blade Runner, César en Abre los ojos y Cobb en Inception, se cuestionan la realidad que viven/experimentan y esta duda es asumida por nosotros, ya que (in)conscientemente compartimos los mismos sentimientos. De hecho, las irrealidades o realidades alternativas que descubren los protagonistas de estas películas son simultáneamente, y de forma paralela, reveladas a nosotros, los espectadores, cómo algo que no imaginábamos antes de forma consciente pero que mientras vemos la película se muestran como un pensamiento que nos pertenece, conectándonos con la historia diegética que narra la película y convirtiéndonos así en activos participantes de tal confusión.

Quiero pasar entonces por dos concepciones que desde la filosofía se pueden abordar con esta película:

1. Sueños

En el pasado siempre hemos asumido que el mundo exterior que nos rodea ha representado la realidad, ya fuese éste confuso o incierto, y que el mundo interior de nuestras mentes, sus sueños, esperanzas, ambiciones, representaban el mundo de la fantasía y la imaginación. Hoy estos roles han sido revertidos.

Inception se centra en la dialéctica compuesta entre realidad e irrealidad, preguntándose, de manera cartesiana, si los sueños son tan habitables como la realidad. En Inception la realidad externa e interna, esto es, la física y la onírica, conforman dos lados del mismo elemento que colectivamente denominamos realidad, aunque las leyes de ambos mundos, tal y como se demuestra al principio de la película, difieren notablemente. La confusión entre ambas entidades se crea a partir de su exposición en un continuo en el que la realidad aparece unida y simultáneamente opuesta a los sueños.

La existencia de ambas realidades se explica a través de una relación de dependencia mutua, ya que los sueños, que se alimentan de las emociones, sensaciones y experiencias de la realidad, cumplen una función psicológica que nos ayuda a sobrellevar la realidad externa, sirviendo como atenuante de emociones conflictivas, situaciones que son diseccionadas y re-examinadas repetidas veces para poder resolverlas y sobrellevarlas en el futuro sin que supongan una amenaza. Así pues, la ambigua retroalimentación de ambas dimensiones hace que las barreras existentes entre uno y otro mundo a menudo se hagan indistinguibles.

Todos nos hemos preguntado en más de una ocasión si una experiencia es real, si forma parte de nuestra memoria sobre el mundo físico o únicamente la hemos soñado. Es con esta ambigüedad universal inherente al ser humano y la forma particular en que es entendida en la cultura occidental con la que juega Inception. 

En este sentido, Freud se refiere a los sueños, como la “vía regia” que nos conduce al inconsciente. Así, Freud abandona la idea de los sueños como mensajes que han sido enviados por los dioses o espíritus para entenderlos cómo mensajes que han sido enviados por nuestro inconsciente. Se tratarían, en este sentido, de manifestaciones enmascaradas y metafóricas de deseos incompletos que no pueden ser expresados o ser satisfechos; mecanismos defensivos, en muchos casos, para resolver contradicciones internas que no pueden ser solventadas conscientemente. Así, para Freud, la mente tiene unos mecanismos capaces de controlar el inconsciente, pero estos desaparecen cuando soñamos, algo que se ilustra perfectamente en Cobb y su imposibilidad de distanciar su trauma en la vida real, la pérdida de su mujer por la que se siente responsable, en el mundo onírico. 

Inception nos recuerda también otra sensación común en el ser humano: el soñar que estamos soñando y quizá ahí radica parte de su éxito: recrear algo que nos crea ansiedad y en la que al mismo tiempo creemos. Cuando esto ocurre y realmente nos despertamos hay unos breves momentos en los que no conseguimos diferenciar los sueños de la realidad, nos frotamos los ojos, tocamos las paredes que rodean la cama, miramos el despertador, pero nada parece calmar nuestra confusión. Si estamos soñando en nuestros sueños ¿como podemos conocer con seguridad que este es el despertar definitivo? Es así como la identificación con el protagonista principal, con Cobb, se va creando y la conexión con la película se hace más intensa.

2. Hedonismo. Realidad/irrealidad

En The Matrix, Morpheus introduce a Neo al mundo virtual de The Matrix y le explica la irrealidad de su vida: “¿Has tenido alguna vez un sueño, Neo, del que estabas muy seguro que era real? ¿Que ocurriría si fueses incapaz de despertar de ese sueño? ¿Cómo podrías conocer la diferencia entre el mundo del sueño y el mundo real?”. Esto mismo se puede aplicar al personaje de Mal, la mujer de Cobb, que comete un suicido al confundir la realidad con un sueño. 

En nuestra cultura, cuando la frontera entre realidad interior y exterior se vuelve difusa o desaparece tendemos a verlo como una consecuencia de una psicopatología y esto es lo que podemos apreciar en el personaje de Mal. Es posible vivir una vida virtual o irreal, bien por medios tecnológicos, por una pérdida de sentido de la realidad causada por trastornos psicológicos o por un trauma, que nos haga evadirnos de lo real para refugiarnos en una ficción más satisfactoria. Cuando la realidad externa resulta ser demasiado dolorosa para ser aceptada por nuestra mente, el rechazo o escape a un mundo irreal, ya sea de sueños o tecnológicamente construido, por parte del inconsciente puede ser una solución temporal o permanente. Ésta también podría ser la decisión adoptada por Cobb si asumimos que él (in)conscientemente sabe que se encuentra en un sueño pero decide tomarlo como la realidad.

Es así como podemos entender la actitud de Mal (y porqué no, la de Cobb) quien vive los sueños como algo real ya que las satisfacciones que allí encuentra son mayores que en el mundo real. La elección (consciente o inconsciente) puede ser paradójicamente entendida como una consecuencia o una causa de la confusión producida por no poder diferenciar la realidad del mundo irreal/onírico/virtual. Es de esta misma manera como los hombres que vemos conectados a máquinas de soñar que aparecen en Mombasa son descritos como pertenecientes a personas que viven únicamente cuando están soñando: “vienen a aquí a ser despertados. El sueño es su realidad ¿Quiénes somos nosotros para decir lo contrario?”. Esta situación hace patente que el caso de Mal y Cobb no es único ni aislado, es una cuestión que debe afrontarse desde su vertiente social y cultural, como consecuencia de poder habitar mundos de sueños y abandonar el mundo físico. Una alegoría, al fin y al cabo, del desarrollo tecnológico capaz de simular el mundo físico y ponerlo a nuestra disposición maximizando las satisfacciones y minimizando las responsabilidades.

Inception es una película que requiere de los espectadores una forma especial de verla. Inception exige una concentración y actividad poco frecuentes en una época en la que la fascinación visual de las grandes producciones cinematográficas hace que las audiencias disfruten de la película como un “puro masajeo retiniano”. Así, sin estar exenta de un espectáculo visual que se beneficia del desarrollo en la tecnología digital, Inception centra a los espectadores en una confusión de sueños que hace que la implantación de la duda se transfiera de las imágenes a los espectadores. Inception es en este sentido una película funcional en la que se intenta maximizar la atención del espectador dejando a un lado tanto el desarrollo de la tecnología, la elaboración de los personajes como el surrealismo intrínseco a los sueños. Por lo tanto, la utilización de convencionalismos cinematográficos ha de ser entendido como una forma de simplificar la película y hacerla más digerible para poder degustar la confusión que plantea.

viernes, 11 de septiembre de 2015

La noche de los lapices: La Liquidación Sistemática del Otro

La película argentina, La noche de los lápices, desde el punto de vista argumental, puede ser interpretada a partir de consideraciones éticas fundamentales, referenciadas a aquello que sucede al interior de una sociedad, cuando prima la ausencia de la ética o, mejor aun, cuando desaparece la dimensión ética; por ello, la presente reflexión busca justamente situarse en el terreno de porqué es siempre necesaria la ética en aquellos contextos en los que pretende primar el autoritarismo y cualquier forma derivada de totalitarismo.

Si bien es cierto que a simple vista es evidente que la película logra recrear perfectamente hechos históricos relativos a la dictadura militar en la argentina a mediados de la década de de los 70, lo más significativo es con acierto la dimensión no sólo política que se plantea sino la necesidad de una interpretación ética y sobre la necesidad de la ética que se encuentra implícita dentro de las vivencias de aquellos estudiantes torturados y asesinados.

Para puntualizar un poco más esta última afirmación, vale la pena señalar, que: “La mayor parte de nuestra vida social se juega en instituciones y sistemas sociales, es decir, en ámbitos en los que las relaciones no se pueden personalizar, o sólo a través de la asunción de los vínculos que nos unen a todos. Esta especie de denominador común, lazo social o vínculo neutro, que consiste en visiones, ideas y valores participados, trabajos pautados, roles, etc. son interiorizadas por cada uno. Nos socializan y constituyen el “espíritu objetivo” de Hegel, la mediación de todas las libertades que sociológicamente llamamos instituciones (religiosas, políticas, económicas, jurídicas, familiares)”.

Pues bien, lo que se concluye de este argumento en relación con el contendió literal de la película, es que en aquellos contextos en los que priman sistemas sociales totalitarios en efecto y en un sentido explicito, corre peligro la vida misma y, por extensión, la humanidad como un todo; esto es debido a la falta de reconocimiento del otro como semejante. Debemos recordar que es a través de la responsabilidad y el reconocimiento de la dignidad en lo que la ética tiene lugar y fundamento como un todo, donde se evidencia ausencia de la reflexión ética y la consideración ética por el otro, se anula la vida misma y por consiguiente las posibilidades de libertad.

Llamamos la atención con el título planteado inicialmente para el desarrollo de esta, respecto a las condiciones de posibilidad para la liquidación del otro, pues en los casos donde han primado sistemas sociales totalitarios y autoritarios, se ha impuesto la eliminación sistemática y generalizada del otro como ser humano, pero este tipo de acto improcedente, deviene como lo advierte la ética misma de la incapacidad del otro para saber ser y realizarse en el mundo, en este caso es el sistema social el que, ante una falta de dimensionamiento ético, procede no de forma peligrosa sino ante todo como una máquina ajena a lo humano y por extensión capaz de asesinar, liquidar o anular las libertades de aquellos seres humanos que tratan de desarrollarse dentro de dicho sistema como tal.

Indiscutiblemente esto queda suficientemente ejemplificado en la película La noche de los lápices, todo parte de una consideración básica por parte de los estudiantes, el reclamo ante la injusticia social a partir de un evento particular, la supresión en el boleto de bus, esto da pie para que sea la consideración de un acto que reclame equidad por parte de los estudiantes, el factor desencadenante para que la dictadura militar proceda de forma criminal a secuestrar, torturar , vejar y finalmente a asesinarlos.

Finalmente, lo que se concluye es que en tanto que la ética plantea de entrada una situación paradójica en relación con la libertad humana, dicha paradoja debe ser resuelta en el ámbito práctico, dentro del contexto social, por ello la película es muy diciente, pues enfrenta a los estudiantes en el terreno de la practica para que a partir de una situación límite y guiados por el precepto del ¿qué debo hacer? como principio normativo de la ética, los coloca ante situaciones de asimetría social para que finalmente traten de desarrollar dentro de sus posibilidades la realización de su ser y ello a pesar de las circunstancias en las que se verán envueltos

Esto, a modo de cierre, puede ser sintetizado bajo el siguiente razonamiento: “El ser humano así considerado es, por tanto, un ser que está entregado a la libertad que tiene que realizar. Somos seres llamados a realizar la libertad. Somos tarea. Ricoeur (1993: 70) dirá que somos un poder-hacer que se demuestra o testimonia en acciones efectivas.”

sábado, 5 de septiembre de 2015

Punto y Coma

Suerte tienen las personas que saben con certeza que vinieron a este mundo a cumplir un propósito, que su vida tiene un sentido, andan viviendo sin esa incisiva duda que corroe el alma y los pensamientos, saben a ciencia cierta que suman o restan; yo no era de esas personas, soy una persona dudosa, mi formación académica me ha enseñado a cuestionar todo y esta duda sobre si yo tenía o no un propósito, sobre si mi vida tenía sentido, se metió tanto en mi ser en mi cabeza en mi subconciente que se convirtió en mi única pregunta existencial pues las otras estaban condicionadas a si esta era positiva o negativa y la respuesta siempre era la misma “No”  no tienes un propósito en la vida, tu vida no tiene sentido, no tenía experiencias empíricas que me lo demostraran.

Hasta hace unas semanas, algo paso, tome una decisión basada en el desespero, basada en el egoísmo, basada en la idea que yo no sumaba ni restaba en la vida de las personas ni en el mundo, tome como excusa problemas triviales los magnifique y los convertí en mis razones en mis pretextos para huirle a un mundo en el que no tenía cabida, para huirle a una vida sin sentido; termine tomándome setenta pastas para dormir y no despertar nunca más, a pesar de que fue una mala decisión si fue muy planificada, investigue cuanta cantidad de este medicamento tenía que tomar para que su ingesta fuera mortal, planee el día exacto que las tomaría, un viernes en la tarde, debido a que los sábados no trabajaba y nadie preguntaría porque no despertaba aun, hasta que fuera tarde, hasta que la medicina ya hubiesen cometido su propósito, planee todo para que el único resultado fuera morir, pero no.

La vida, el destino, alá, buda, dios, la madre naturaleza, en realidad no sé quien o que o por qué pero a pesar de la planeación de la cantidad de medicina que tome de lo mucho que quería morir, estaba viva y bien, sin ninguna complicación, sin ningún efecto segundario importante.

Esto fue decisivo en mi forma de ver el mundo, en la forma de ver mi vida, está era la experiencia empírica que necesitaba ahora era claro para mí que a pesar de todo lo que pensaba a pesar de todos mis sentimientos a pesar de todas mis dudas la única conclusión racional que podía sacar de esta experiencia es que estoy en el mundo por algo ¿Qué es? No lo sé.

Este evento ha puesto muchos matices a mi existencia, no puedo decir que soy una persona diferente, sigo siendo la misma con la misma oscuridad dentro de mí, pero ahora huir no es una opción racional ahora la única opción racional el pelear, afrontar todos estos pensamientos todas  la dudas con la firme certeza de que no me vencerán otra vez.

Me queda como tarea seguir sanándome afrontando los problemas sin convertirlos en pretextos para mis emociones negativas e intentando darle respuesta a la nueva pregunta existencial.

domingo, 30 de agosto de 2015

Desobediencia

Obedecer, es algo que realizamos constantemente, y hoy vamos a pensar algunos aspectos de la obediencia y valorar la desobediencia como una opción más.

Solemos pensar que la obediencia es la subordinación que ofrecemos a lo que consideramos una autoridad, es decir, entregar nuestro tiempo y nuestra voluntad a alguien o algo que pensamos que tiene un derecho superior para hacerlo, pero no es una creencia correcta ya que no obedecemos por carisma o por considerarlo superior, obedecer implica una recompensa igual o superior a la entrega que realizamos obedeciendo.

¿Por qué obedecer?

Lo normal no es obedecer sin más, como con casi todo lo que hacemos, con la obediencia buscamos un intercambio, es decir, ofrecemos nuestra sumisión a cambio de algo. Vamos a tener varios entes que nos van a decir lo que tenemos que hacer, y en nuestra mano siempre está la elección de obedecer o no obedecer, pero elegimos obedecer ya que finalmente nos reporta algún beneficio, ya sea pertenencia a una sociedad, por mantenernos en un orden jerárquico, por ganar afecto, por dinero, por evitar una represalia o incluso por preservar nuestra integridad física.
Cuando obedecemos consideramos la motivación ofrecida un valor superior a nuestra sumisión.

¿Obedecemos demasiado?

Si lo pensamos, al cabo del día son muchos los entes a los que obedecemos y a los que ofrecemos sumisión, ya sean padres, hijos, cónyuges, jefes, líderes, normas, autoridades… y tanta obediencia repetitiva puede acabar creando un perfil servicial permanente en nosotros.

Sabemos que la repetición de actos se convierte en un hábito, y los hábitos que se repiten se convierten en costumbres, y la costumbre es algo que pasa a formar parte de nosotros, de ese piloto automático que llamamos subconsciente, y que programa las respuestas más habituales hacia un problema que se repite, evitando así pasar por nuestro pensamiento crítico.

Cuando decimos que una madre está malcriando a su hijo dándole todo lo que pide, es porque está cediendo a la autoridad de su hijo, no solo sin beneficio, sino además con perjuicio tanto para ella como para el hijo. Obedecer ante las peticiones repetitivas de este hijo día tras día se ha convertido en una costumbre que ha hecho que pasen los años y la madre siga siendo servicial a modo de costumbre, sin pensar lo bueno y lo malo de sus actos.
No tengo nada en contra de las madres, es un ejemplo hipotético, tal como podría hablar del jefe que abusa de lo que pide a sus empleados, o de los gobiernos que se aprovechan del sedentarismo cognitivo y sumisión de sus ciudadanos.

¿Que es la desobediencia?

Desobediencia es el acto de no acatar una norma que se tiene obligación de cumplir, no obedecer.

¿Por qué desobedecer?

Un niño jugando tira la pelota detrás de una caseta que hay al fondo del jardín, va a buscarla, la coge, pero hay un nido de avispas y le acaban picando varias. Días mas tarde ese mismo niño está jugando a la pelota con su padre en el jardín, y la pelota acaba colándose de nuevo detrás de la caseta. El niño está mucho más cerca, y el padre manda al niño a buscarla, pero en niño se niega, y la cariñosa argumentación de ir buscar la pelota acaba en discusión, el niño acaba llorando y el padre usa su superioridad para persuadir al niño con amenazas.
El niño le explica entre lloros que no le quiere obedecer porque ha tenido una mala experiencia ya que le picaron 8 avispas, el padre cegado por el cuestionamiento de su autoridad arrastra al niño hasta la caseta y le explica que a él nunca le han picado las avispas. Se acercan a la caseta, el padre se cuela detrás forzando al niño, y ambos acaban siendo picados por las avispas.

Sin ánimo de entrar en un debate sobre educación infantil, en este ejemplo vemos como  la escala de valores del niño ha variado, y si de normal  es sumiso por varios motivos como complacer a su familia, respetar a su padre, o incluso por miedo a una represalia, ha entrado en juego algo más fuerte, que es la picadura de la avispa. En este caso no se puede negociar la obediencia, ya que el daño que va a sufrir es mucho mayor y manda sobre todo lo demás.

Es decir, si somos sumisos y obedecemos a cambio de algo por lo que vale la pena ser sumisos, cuando lo que nos espera al cumplir la orden no tiene recompensa o motivación válida, nos cuestionamos dicha obediencia.
Dicha motivación puede variar y ser muy personal, podemos desobedecer un jefe por orgullo, desobedecer una norma por placer, o desobedecer un líder por motivos morales, por ejemplo.

Vemos en las noticias como muchos colectivos plantean opciones a los gobierno para no llegar a tener que cumplir órdenes que consideran poco éticas, o para que no obliguen a otros a cumplirlas, o incluso cómo se desafía la autoridad de un gobierno, ya que lo que quieren obligar a obedecer supone un mal mucho peor que cualquier represalia de sus mecanismos represaliadores.

¿Como cuestionar la autoridad de alguien que establece lo que es la autoridad? ¿En qué situaciones está justificado desobedecer? ¿Está la sociedad demasiado acostumbrada a obedecer? ¿Es más fácil obedecer que replantearse a cada momento si obedecer o no obedecer?

sábado, 15 de agosto de 2015

Esa gente

Esa gente de la que hablaba Weber en los albores de la sociología:

“Especialistas sin espíritu, gozadores sin corazón: estas nulidades se imaginan haber ascendido a una nueva fase de la humanidad jamás alcanzada anteriormente”

Esa gente mecanizada somos nosotros. Especialmente formados para una función específica, en una celda con nuestro nombre en la puerta. Igual que una máquina de coser, hacemos lo que debemos hacer dentro de la fábrica, en horarios y plazos concretados, y sino no funcionamos bien, así lo creen los demás y así lo creemos nosotros. No solo eso, sino que además pensamos que nunca hubo humanidad mejor.

Esa gente.

Esa gente que necesita vacaciones para compensar la frustración de su día a día e imaginarse otra vida.
Esa gente que va a los bares y discotecas a llenar sus corazones con alcohol y que prefiere llenar su cabeza con lo que salga por una pantalla.
Esa gente que critica a los que ven la tele pero curiosamente conocen los últimos anuncios y los puntos fuertes del último reality de moda, esa gente que no ve la tele, la ve solo un poquito, que se parece más a no verla que a verla.
Esa gente que prefiere una goma con forma y sabor fresa, que una fresa.
Esa gente que ha de acudir al baño de su trabajo para sentir unos segundos de libertad.
Esa gente que come papas fritas mientas piensa en que tiene que ponerse en forma, esa gente que va al gimnasio en coche.
Esa gente que da su vida por perdida casi al comienzo, y prefiere pensar que luego viene otra que será mejor.
Esa gente que anticapitalista, defensora del medio ambiente y contraria a la esclavitud, que tiene los últimos aparatos de moda.
Esa gente que no sabe de donde viene la comida que se lleva a la boca.
Esa gente que se ilusiona más con el proyecto de mejorar su casa que con el de mejorar sus virtudes.
Esa gente que ya no mira a los ojos.
Esa gente que se siente rara cuando tiene tiempo libre, y se siente culpable si no hay productividad en sus actos.
Esa gente que sería igual corrompible que los políticos corrompidos de los que se queja.
Esa gente que ya lo sabe todo, y cuya ansia de contar lo suyo le impide escuchar al otro
Esa gente que vive en el mundo de las apariencias.
Esa gente que tiene el saber más cerca que nunca pero le resulta menos atractivo que el ocio.
Esa gente que no sabría sobrevivir sin un sin fin de productos y servicios.
Esa gente que pese  a  cargar con algunas de estas cosas  se creen  perfectas, ya que sino se lo repiten constantemente y sino lo defienden a capa y espada no se lo van a creer ni ellos, al igual que solo aceptan su autoengaño como única forma válida de entender la felicidad, descalificando y mofándose de la de los demás por miedo.

No soy perfecta muchas de estas características son aplicables a mi, quizás no seamos la gente de la que hablaba Weber, quizás seamos algo que ha ido a  más. Quizás ni siquiera se atreviera ponerle nombre a “esa gente”, porque simplemente se refería a “la gente”.

sábado, 25 de julio de 2015

Víctimas de la emotividad


Vivimos en una sociedad emotivista.
Vivimos rodeados de personas que no piensan el mundo, y no tienen bases morales para sus opiniones.
Sus juicios morales y creencias dependen de su estado de ánimo o de sus experiencias recientes.
Estos juicios morales no tienen base sólida y las personas que los usan de alguna manera se percatan.
Para darles base se deben convencer a si mismos a la vez que te convencen a ti.
No pueden opinar sobre una creencia o experiencia, debe ser la mejor y tu también debes reconocer que es la mejor.
Mejor incluso que la que tu tienes, su opinión tiene que ganar, por trivial que sea el tema.
No hay razones objetivas detrás de un precepto, una persona debe manipular a otra para lograr que ésta cambie de opinión.

No hay un intercambio, nadie reconoce su ignoracia, solo una lucha de creencias.

“Beber cerveza sienta mal” diría alguien para expresar sus sentimientos y tratar de influir sobre los sentimientos del otro, ya que sería un sinónimo de “No apruebo beber cerveza y tú deberías hacer lo mismo”.
El emotivismo es el fenómeno que se da en la gente para la que decir “esto es bueno” significa más o menos “yo lo apruebo, hazlo tu también”.

Sin reflexión, sin fundamento moral y con violencia intrinseca. ¿Te suena esta situación? Quizá siempre caemos en esta emotividad.

Ahora, prestemole  atención y no dejemos que influya. Piénsalo, piénsate.