martes, 20 de octubre de 2015

Inception y Pensamiento Filosófico

Nuestro momento histórico y cultural se caracteriza por atraer polos opuestos, un momento de realidad e irrealidad, de fragmentación de lo global; un periodo en el que creemos y dudamos de absolutamente todo. Tenemos incluso dudas sobre nuestras dudas y en el que el escepticismo se ha convertido en una ideología en sí misma. Los sueños, sin embargo, siempre han ilustrado esta confusión y de ambas cuestiones, la contemporánea confusión producida por la tecnología y la clásica desorientación sobre la realidad que evocan los sueños, se beneficia Inception para lograr una identificación de los espectadores sobre la confusión que viven los personajes.

La pregunta de ¿qué es la realidad en la época de la simulación, el ciberespacio y las producciones hiperreales? se transfiere desde los personajes a los espectadores. En este sentido, los personajes Neo en The Matrix; Quaid en Total Recall, Allegra Geller en eXistenZ, Rick Deckhard en Blade Runner, César en Abre los ojos y Cobb en Inception, se cuestionan la realidad que viven/experimentan y esta duda es asumida por nosotros, ya que (in)conscientemente compartimos los mismos sentimientos. De hecho, las irrealidades o realidades alternativas que descubren los protagonistas de estas películas son simultáneamente, y de forma paralela, reveladas a nosotros, los espectadores, cómo algo que no imaginábamos antes de forma consciente pero que mientras vemos la película se muestran como un pensamiento que nos pertenece, conectándonos con la historia diegética que narra la película y convirtiéndonos así en activos participantes de tal confusión.

Quiero pasar entonces por dos concepciones que desde la filosofía se pueden abordar con esta película:

1. Sueños

En el pasado siempre hemos asumido que el mundo exterior que nos rodea ha representado la realidad, ya fuese éste confuso o incierto, y que el mundo interior de nuestras mentes, sus sueños, esperanzas, ambiciones, representaban el mundo de la fantasía y la imaginación. Hoy estos roles han sido revertidos.

Inception se centra en la dialéctica compuesta entre realidad e irrealidad, preguntándose, de manera cartesiana, si los sueños son tan habitables como la realidad. En Inception la realidad externa e interna, esto es, la física y la onírica, conforman dos lados del mismo elemento que colectivamente denominamos realidad, aunque las leyes de ambos mundos, tal y como se demuestra al principio de la película, difieren notablemente. La confusión entre ambas entidades se crea a partir de su exposición en un continuo en el que la realidad aparece unida y simultáneamente opuesta a los sueños.

La existencia de ambas realidades se explica a través de una relación de dependencia mutua, ya que los sueños, que se alimentan de las emociones, sensaciones y experiencias de la realidad, cumplen una función psicológica que nos ayuda a sobrellevar la realidad externa, sirviendo como atenuante de emociones conflictivas, situaciones que son diseccionadas y re-examinadas repetidas veces para poder resolverlas y sobrellevarlas en el futuro sin que supongan una amenaza. Así pues, la ambigua retroalimentación de ambas dimensiones hace que las barreras existentes entre uno y otro mundo a menudo se hagan indistinguibles.

Todos nos hemos preguntado en más de una ocasión si una experiencia es real, si forma parte de nuestra memoria sobre el mundo físico o únicamente la hemos soñado. Es con esta ambigüedad universal inherente al ser humano y la forma particular en que es entendida en la cultura occidental con la que juega Inception. 

En este sentido, Freud se refiere a los sueños, como la “vía regia” que nos conduce al inconsciente. Así, Freud abandona la idea de los sueños como mensajes que han sido enviados por los dioses o espíritus para entenderlos cómo mensajes que han sido enviados por nuestro inconsciente. Se tratarían, en este sentido, de manifestaciones enmascaradas y metafóricas de deseos incompletos que no pueden ser expresados o ser satisfechos; mecanismos defensivos, en muchos casos, para resolver contradicciones internas que no pueden ser solventadas conscientemente. Así, para Freud, la mente tiene unos mecanismos capaces de controlar el inconsciente, pero estos desaparecen cuando soñamos, algo que se ilustra perfectamente en Cobb y su imposibilidad de distanciar su trauma en la vida real, la pérdida de su mujer por la que se siente responsable, en el mundo onírico. 

Inception nos recuerda también otra sensación común en el ser humano: el soñar que estamos soñando y quizá ahí radica parte de su éxito: recrear algo que nos crea ansiedad y en la que al mismo tiempo creemos. Cuando esto ocurre y realmente nos despertamos hay unos breves momentos en los que no conseguimos diferenciar los sueños de la realidad, nos frotamos los ojos, tocamos las paredes que rodean la cama, miramos el despertador, pero nada parece calmar nuestra confusión. Si estamos soñando en nuestros sueños ¿como podemos conocer con seguridad que este es el despertar definitivo? Es así como la identificación con el protagonista principal, con Cobb, se va creando y la conexión con la película se hace más intensa.

2. Hedonismo. Realidad/irrealidad

En The Matrix, Morpheus introduce a Neo al mundo virtual de The Matrix y le explica la irrealidad de su vida: “¿Has tenido alguna vez un sueño, Neo, del que estabas muy seguro que era real? ¿Que ocurriría si fueses incapaz de despertar de ese sueño? ¿Cómo podrías conocer la diferencia entre el mundo del sueño y el mundo real?”. Esto mismo se puede aplicar al personaje de Mal, la mujer de Cobb, que comete un suicido al confundir la realidad con un sueño. 

En nuestra cultura, cuando la frontera entre realidad interior y exterior se vuelve difusa o desaparece tendemos a verlo como una consecuencia de una psicopatología y esto es lo que podemos apreciar en el personaje de Mal. Es posible vivir una vida virtual o irreal, bien por medios tecnológicos, por una pérdida de sentido de la realidad causada por trastornos psicológicos o por un trauma, que nos haga evadirnos de lo real para refugiarnos en una ficción más satisfactoria. Cuando la realidad externa resulta ser demasiado dolorosa para ser aceptada por nuestra mente, el rechazo o escape a un mundo irreal, ya sea de sueños o tecnológicamente construido, por parte del inconsciente puede ser una solución temporal o permanente. Ésta también podría ser la decisión adoptada por Cobb si asumimos que él (in)conscientemente sabe que se encuentra en un sueño pero decide tomarlo como la realidad.

Es así como podemos entender la actitud de Mal (y porqué no, la de Cobb) quien vive los sueños como algo real ya que las satisfacciones que allí encuentra son mayores que en el mundo real. La elección (consciente o inconsciente) puede ser paradójicamente entendida como una consecuencia o una causa de la confusión producida por no poder diferenciar la realidad del mundo irreal/onírico/virtual. Es de esta misma manera como los hombres que vemos conectados a máquinas de soñar que aparecen en Mombasa son descritos como pertenecientes a personas que viven únicamente cuando están soñando: “vienen a aquí a ser despertados. El sueño es su realidad ¿Quiénes somos nosotros para decir lo contrario?”. Esta situación hace patente que el caso de Mal y Cobb no es único ni aislado, es una cuestión que debe afrontarse desde su vertiente social y cultural, como consecuencia de poder habitar mundos de sueños y abandonar el mundo físico. Una alegoría, al fin y al cabo, del desarrollo tecnológico capaz de simular el mundo físico y ponerlo a nuestra disposición maximizando las satisfacciones y minimizando las responsabilidades.

Inception es una película que requiere de los espectadores una forma especial de verla. Inception exige una concentración y actividad poco frecuentes en una época en la que la fascinación visual de las grandes producciones cinematográficas hace que las audiencias disfruten de la película como un “puro masajeo retiniano”. Así, sin estar exenta de un espectáculo visual que se beneficia del desarrollo en la tecnología digital, Inception centra a los espectadores en una confusión de sueños que hace que la implantación de la duda se transfiera de las imágenes a los espectadores. Inception es en este sentido una película funcional en la que se intenta maximizar la atención del espectador dejando a un lado tanto el desarrollo de la tecnología, la elaboración de los personajes como el surrealismo intrínseco a los sueños. Por lo tanto, la utilización de convencionalismos cinematográficos ha de ser entendido como una forma de simplificar la película y hacerla más digerible para poder degustar la confusión que plantea.

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