domingo, 30 de agosto de 2015

Desobediencia

Obedecer, es algo que realizamos constantemente, y hoy vamos a pensar algunos aspectos de la obediencia y valorar la desobediencia como una opción más.

Solemos pensar que la obediencia es la subordinación que ofrecemos a lo que consideramos una autoridad, es decir, entregar nuestro tiempo y nuestra voluntad a alguien o algo que pensamos que tiene un derecho superior para hacerlo, pero no es una creencia correcta ya que no obedecemos por carisma o por considerarlo superior, obedecer implica una recompensa igual o superior a la entrega que realizamos obedeciendo.

¿Por qué obedecer?

Lo normal no es obedecer sin más, como con casi todo lo que hacemos, con la obediencia buscamos un intercambio, es decir, ofrecemos nuestra sumisión a cambio de algo. Vamos a tener varios entes que nos van a decir lo que tenemos que hacer, y en nuestra mano siempre está la elección de obedecer o no obedecer, pero elegimos obedecer ya que finalmente nos reporta algún beneficio, ya sea pertenencia a una sociedad, por mantenernos en un orden jerárquico, por ganar afecto, por dinero, por evitar una represalia o incluso por preservar nuestra integridad física.
Cuando obedecemos consideramos la motivación ofrecida un valor superior a nuestra sumisión.

¿Obedecemos demasiado?

Si lo pensamos, al cabo del día son muchos los entes a los que obedecemos y a los que ofrecemos sumisión, ya sean padres, hijos, cónyuges, jefes, líderes, normas, autoridades… y tanta obediencia repetitiva puede acabar creando un perfil servicial permanente en nosotros.

Sabemos que la repetición de actos se convierte en un hábito, y los hábitos que se repiten se convierten en costumbres, y la costumbre es algo que pasa a formar parte de nosotros, de ese piloto automático que llamamos subconsciente, y que programa las respuestas más habituales hacia un problema que se repite, evitando así pasar por nuestro pensamiento crítico.

Cuando decimos que una madre está malcriando a su hijo dándole todo lo que pide, es porque está cediendo a la autoridad de su hijo, no solo sin beneficio, sino además con perjuicio tanto para ella como para el hijo. Obedecer ante las peticiones repetitivas de este hijo día tras día se ha convertido en una costumbre que ha hecho que pasen los años y la madre siga siendo servicial a modo de costumbre, sin pensar lo bueno y lo malo de sus actos.
No tengo nada en contra de las madres, es un ejemplo hipotético, tal como podría hablar del jefe que abusa de lo que pide a sus empleados, o de los gobiernos que se aprovechan del sedentarismo cognitivo y sumisión de sus ciudadanos.

¿Que es la desobediencia?

Desobediencia es el acto de no acatar una norma que se tiene obligación de cumplir, no obedecer.

¿Por qué desobedecer?

Un niño jugando tira la pelota detrás de una caseta que hay al fondo del jardín, va a buscarla, la coge, pero hay un nido de avispas y le acaban picando varias. Días mas tarde ese mismo niño está jugando a la pelota con su padre en el jardín, y la pelota acaba colándose de nuevo detrás de la caseta. El niño está mucho más cerca, y el padre manda al niño a buscarla, pero en niño se niega, y la cariñosa argumentación de ir buscar la pelota acaba en discusión, el niño acaba llorando y el padre usa su superioridad para persuadir al niño con amenazas.
El niño le explica entre lloros que no le quiere obedecer porque ha tenido una mala experiencia ya que le picaron 8 avispas, el padre cegado por el cuestionamiento de su autoridad arrastra al niño hasta la caseta y le explica que a él nunca le han picado las avispas. Se acercan a la caseta, el padre se cuela detrás forzando al niño, y ambos acaban siendo picados por las avispas.

Sin ánimo de entrar en un debate sobre educación infantil, en este ejemplo vemos como  la escala de valores del niño ha variado, y si de normal  es sumiso por varios motivos como complacer a su familia, respetar a su padre, o incluso por miedo a una represalia, ha entrado en juego algo más fuerte, que es la picadura de la avispa. En este caso no se puede negociar la obediencia, ya que el daño que va a sufrir es mucho mayor y manda sobre todo lo demás.

Es decir, si somos sumisos y obedecemos a cambio de algo por lo que vale la pena ser sumisos, cuando lo que nos espera al cumplir la orden no tiene recompensa o motivación válida, nos cuestionamos dicha obediencia.
Dicha motivación puede variar y ser muy personal, podemos desobedecer un jefe por orgullo, desobedecer una norma por placer, o desobedecer un líder por motivos morales, por ejemplo.

Vemos en las noticias como muchos colectivos plantean opciones a los gobierno para no llegar a tener que cumplir órdenes que consideran poco éticas, o para que no obliguen a otros a cumplirlas, o incluso cómo se desafía la autoridad de un gobierno, ya que lo que quieren obligar a obedecer supone un mal mucho peor que cualquier represalia de sus mecanismos represaliadores.

¿Como cuestionar la autoridad de alguien que establece lo que es la autoridad? ¿En qué situaciones está justificado desobedecer? ¿Está la sociedad demasiado acostumbrada a obedecer? ¿Es más fácil obedecer que replantearse a cada momento si obedecer o no obedecer?

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